"El camino al milagro"
A veces, la vida no nos habla con palabras. Lo hace con vibraciones sutiles, pequeños movimientos en el aire, como un susurro que no se escucha con la mente, sino con el cuerpo.
En esta imagen no se trata solo de una mujer y un saltamontes. Es un encuentro con esa sensibilidad profunda que muchas veces escondemos dentro. La piel de la mujer se resquebraja, pero no por romperse. Es como si se abriera, como si revelara algo que ya no puede quedarse dentro.
Como si la vieja capa se hubiera vuelto demasiado estrecha para quien está lista para vivir de otra forma: en contacto directo con el mundo, sin filtros, sin defensas — con toda su vulnerabilidad.
El saltamontes, con sus membranas ultrasensibles en las patas, es capaz de captar las más mínimas vibraciones. Se posa sobre su cara, como si le dijera: “Siente el mundo no solo con los oídos, sino con la piel, la respiración, con todo tu ser.”
Quizás tú también has sentido algo así. Cuando el silencio se vuelve tan intenso que parece que vas a empezar a percibir lo invisible. Cuando tu cuerpo capta algo antes de que tu mente lo entienda. Cuando no reaccionas, sino que vibras con lo que hay.
Esta obra me recuerda ese milagro – de estar tan abierta que ya no te sientes separada.Cuando te vuelves parte del paisaje. Un canal. Alguien que escucha incluso en el silencio.
Preguntas de saltamontes para tu contemplación y reflexión:
- ¿Sabes escuchar no con los oídos, sino con la piel, con el corazón, con la intuición?
- ¿A qué responde tu cuerpo cuando simplemente estás presente, sin esfuerzo, sin expectativas, conectada con el momento? ¿Es un leve temblor en el pecho? ¿Un calor suave en el vientre? ¿Una sensación de peso que te arraiga? ¿O escalofríos que recorren tu piel, como señal de que estás tocando algo más grande que tú?
- ¿Y qué podría despertar en ti si te permitieras escuchar más sutilmente, hablar con más honestidad y sentir con más libertad?