"El Salto"

¿Y si el equilibrio entre el silencio y la fuerza no fuera una contradicción, sino la verdadera esencia de la percepción?

La mujer en la imagen está quieta. Sus ojos cerrados no son señal de debilidad, sino de una concentración profunda.
Su rostro está cubierto por finas grietas, como un mapa de transformaciones vividas en silencio, sin necesidad de palabras.

Y entonces, algo irrumpe en esa quietud: una mantis religiosa.
Un ser que representa lo aparentemente opuesto — calma y precisión, quietud y acción repentina.
Se posa sobre su piel con una ligereza casi invisible, pero en su cuerpo frágil habita una fuerza contenida — como la respiración justo antes del salto, como la intuición antes de actuar.

La mantis es un símbolo antiguo de visión interior y atención absoluta. No se apura. Conserva su energía. Y cuando llega el momento, actúa sin dudar.
Tal vez viene a recordarle — y a recordarnos — que sentir no siempre es suficiente. La verdadera intuición también implica decisión. El valor de moverse cuando el momento lo pide.

Preguntas de la mantis para tu contemplación y reflexión: