"La Telaraña"

 Cuando nuestro miedo más profundo se desliza bajo la piel, teje una red fina, casi imperceptible, que envuelve la cara, las emociones, la voz, el cuerpo…

En esta obra, la araña —tan inquietante como hipnótica—no es solo un símbolo del temor. Es también un reflejo de la sabiduría interior: el retorno de aquello reprimido, olvidado, rechazado, que vuelve para reclamar su lugar.

La telaraña, sutil y extrañamente orgánica, se extiende sobre la piel como si brotara desde dentro, dejando grietas que parecen fracturas del propio cuerpo. Pero estas marcas no son solo huellas del miedo, del dolor o del pasado — son también señales de fuerza. De la fuerza que no se dejó vencer.

La cara de la mujer no muestra horror — sino calma. Casi una fusión silenciosa con lo que sucede. No hay lucha, sino permiso. Permiso para que la araña —ese miedo que paraliza—
recorra lo más frágil. Permiso para que las grietas no destruyan, sino revelen.

Esta obra es una invitación a mirar de frente lo que te asusta, y descubrir que allí también habita la libertad. Porque a veces, es justo a través del roce del miedo que comienza la verdadera sanación. Y la transformación real empieza cuando dejamos de mirar hacia otro lado.

Preguntas de la araña para tu contemplación y reflexión: