Este dibujo es un suave recordatorio de que el verdadero crecimiento comienza cuando nos atrevemos a confiar en el momento presente.

A veces, todo cambia en un solo suspiro silencioso.

En esta obra, el silencio está cargado de fuerza. Una mariposa roza los labios de una mujer — ese gesto sutil, casi invisible, se convierte en símbolo de un despertar, de una apertura a dejar que el cambio llegue hasta el corazón mismo.

La mariposa — arquetipo antiguo del alma, de la ligereza y del renacimiento espiritual — no aparece por casualidad. Su contacto parece susurrar: “¿Estás lista para soltar lo viejo y permitir que lo nuevo florezca?”
Sus alas frágiles contienen la historia de todo un camino — desde la oscuridad de la crisálida hasta la libertad del vuelo.

Y la mujer, con los ojos cerrados en este instante sagrado, se encuentra al borde de una transformación interior.
No se resiste. No huye. Se permite sentir.
Este es un gesto de confianza — no en el control, sino en la sabiduría silenciosa del proceso.