Esto es más que una imagen. Es casi un roce físico en el límite entre lo que eres de verdad y lo que los demás ven de ti.

Una polilla descansa sobre el rostro de una mujer, con las alas extendidas como un susurro. Ligera, sí… pero no tanto como parece. Su levedad es engañosa — encierra una densidad sutil, como un velo de seda húmeda posado sobre la piel después de la lluvia.

Sus alas parecen atravesadas por ojos.
No los que miran, sino los que ven de verdad. ¿Ven lo real? ¿O sólo una proyección?
¿Te ven a ti… o ven la imagen que construiste para ser aceptada?

Esta obra es un instante suspendido entre mundos: Entre la verdad y la apariencia. Entre lo que eres y lo que crees que deberías ser.
No exige respuestas. Sólo te ofrece un espejo — uno que puedes elegir mirar si tienes el valor.

Es una historia sobre máscaras: cómo nacen como protección… y con el tiempo, se funden con la piel. Hasta que llega un día en que ya no sabes si sigues mirando desde dentro… o si es la máscara la que te observa.